miércoles, 27 de febrero de 2013

La reflexión de Hulk


miércoles, 20 de febrero de 2013

Al igual que Superman, tú también vas a morir


Superman es probablemente el icono del cómic más conocido en todo el planeta, sin lugar a dudas es el superhéroe más famoso. Sus historias y películas han sido leídas y vistas por millones de personas, tal es su fama que incluso cuando los guionistas del cómic decidieron que Superman debía morir a manos de Doomsday, un ser diseñado para ser indesrtuctible, esto se convirtió en noticia y apareció como tal en prensa y televisión.

La verdad es que Superman más que un superhéroe parece un dios, de hecho, no faltan las referencias implícitas o explícitas entre Superman y Jesucristo, los guionistas de los cómics han jugado y mucho con esa semejanza. Por ejemplo, en Kingdom Come, no solo la trama se guía por el Apocalipsis de la Biblia, sino que el regreso de Superman a Metrópolis parece la segunda venida de Jesucristo.  Pensemos en el origen de Superman: este es enviado por su padre a la Tierra para que actúe como una luz que guíe a la humanidad, ¿no nos recuerda esto un poco al mito del cristianismo? Otras veces la referencia no está en el guión, sino en la parte gráfica, no es difícil encontrar pruebas de ello:

miércoles, 13 de febrero de 2013

¿Convertirse en el Capitán América? Una cuestión kantiana

El Capitán América es uno de los iconos por antonomasia del mundo del cómic, pero como ya he comentado en alguna otra ocasión(1), en realidad, Steve Rogers que es quien se oculta tras la máscara del Capitán, ya era un héroe antes de que se sometiera a la Operación Renacimiento. Dicha operación era un proyecto del ejercito de EEUU para crear una raza de supersoldados.

La creación del supersoldado consistía en inyectar un suero especial en el voluntario. Dicho suero mejoraría a la persona hasta el máximo posible, pero no solo físicamente, también mentalmente, es decir, no solo el supersoldado sería un portento físico inigualable,  además estaría dotado de una gran inteligencia. La cuestión que surge es ¿a quién elegir para someterle al tratamiento? Si vamos a crear un ser humano con semejantes capacidades ¿no deberíamos elegir a alguien especial? ¿Alguien cuya integridad y ética nos permitiera estar seguros de que no va a usar sus nuevos poderes para hacer el mal? Ahí es exactamente donde entra Steve Rogers, y no lo hace solo, sino que lo hace de la mano de ni más ni menos que Immanuel Kant.